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Otra manera de encontrarse (2011) está pensado para espacios teatrales, aunque también dispone de adaptación  para desarrollarse en espacios naturales. La pieza ha sido premiada con 5 galardones en los II Premios PAD de la Danza en Andalucía.

Espectáculo de creación contemporánea que, formalmente, se estructura sobre tres contenedores de comunicación escénica: movimiento, texto y música en directo. Estos aspectos se descomponen y contagian en función de los planteamientos técnicos, dramatúrgicos y estéticos de la obra, buscando, que definen el resultado final del proceso.

La temática de la pieza parte del concepto del encuentro. A partir de aquí, son múltiples las aproximaciones a otras inquietudes y a otras cuestiones vitales que desde siempre se han venido sucediendo en el pensamiento humano. Hablamos de personas, del individuo y del colectivo; de búsqueda, de abandono; hablamos de las casualidades, de los accidentes que nos condicionan y también de los recuerdos; hablamos de paisajes, de los de fuera y de los interiores, de espacios; y del tiempo, el biológico y el de la conciencia; de la muerte y del amor... Siguiendo esta pauta en un principio para abandonarla a sus propias vivencias, los personajes se concentran en sus emociones personales y su vida y se cuestionan sobre ciertos aspectos trascendentales, ese tipo de preguntas para los que ya sólo la música o la poesía siguen atreviéndose a mantener un espacio abierto en nuestra cultura. Pero no se camina por la literalidad, sino que se buscan procesos de abstracción con los elementos disponibles para encontrar resultados novedosos en cuanto a códigos de expresión y comunicación.


En “Otra manera de encontrarse” se cuenta, como herramienta de trabajo, con la obra pictórica de Andrew Wyeth y Edward Hopper y con la obra literaria y filosófica de John Berger, George Perec, Manuel Rivas y Agustín Fernández Mallo. De ellos se rescatan visiones y adaptan textos, inspiradores de imágenes y puntos de partida para una integración de su obra con el hecho escénico que pretende la pieza. A partir de ellos nacen paisajes y surgen relaciones y preguntas entre los personajes, planteadas con los lenguajes que se manejan en escena: danza, palabra y música, siempre desde un enfoque experimental. Las emociones se encaminan desde sucesos reales y ficticios hacia la verdad escénica, trágica y divertida a la vez, grave y apasionada.

 

 

Crítica

Noelia Salcedo para Susy Q:


En todo encuentro ha de romperse el hielo de alguna manera, y Teresa Navarrete lo hizo con una risa. Una risa lo suficientemente tímida e inocente como para conducirnos a un viaje de acercamiento mutuo. En Otra manera de encontrarse, su compañía da el mejor fruto de la convergencia entre distintas artes: la danza, la música y el teatro, que dan forma a una puesta en escena de encuentros sin desavenencias entre movimiento, texto y melodía nada fortuitos, sino precisos. Aproximaciones en 50 minutos en los que hay tiempo para todo. Cada manera de encontrarse es un destello de interacción. Los acercamientos entre la bailarina y coreógrafa  y el actor de teatro físico Nando Pérez son, a ojos del espectador, retales de relaciones inacabadas e incompletas, de las que necesitan madurar pero que se funden en brazos del ritmo y los acordes bien medidos del músico y compositor Miguel Marín y las intérpretes Björt Runarsdottir (violonchelo) y Sara Fontán, (violín).

 

Los textos de John Berger, George Perec, Manuel Rivas o Agustín Fernández Mallo se entremezclan con recreaciones vivas de las obras pictóricas de Andrew Wyeth y Edward Hopper en una vorágine circular de movimiento que el propio Nando Pérez protagoniza y da forma al inicio y final del espectáculo. Pérez es el instinto, con movimientos de tal fluidez y exactitud en su ejecución que nos induce a recreaciones irreales de brazos que se funden o manos de efecto mecánico que nos dejan ver entremedias el rostro expresivo del actor. Y aún hay tiempo para que el músico Miguel Marín sea también partícipe de la escena que pocos metros más allá de su escritorio musical tiene lugar. Interacciona en inglés con Navarrete pero también se pasea por la sala Manuel García para tomar el té o dar algunos pasos de baile apoyado en Nando Pérez en el centro de la escena.
Las intervenciones de Navarrete son tan gráciles e inocentes que surge la necesidad de verla bailar un poco más. Se mueve como una gacela a media luz y nuestros encuentros con ella se desvanecen en una delicada voz en grito que cierra esta hora de acercamientos y aproximaciones. Una cita ineludible de sinergias artísticas que invitan a conocer esta otra manera de hacer danza.

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Fragile (2010), una creación que reúne diferentes disciplinas y que está orientada a su celebración en espacios escénicos no convencionales y centros de arte contemporáneo. Se construye a través de una instalación audiovisual, vídeo danza y pieza en directo. Mejor espacio sonoro 2010 en los I Premios PAD de la Danza en Andalucía.

 

Fragile es un proyecto  multidisciplinar que contempla la creación de espacios visuales y sonoros  que giran sobre un elemento central, la danza. Tres son los pilares que conforman el desarrollo de esta acción artística, componiendo un espectáculo global que genera procesos independientes: una intervención-instalación sonora y el vídeo-danza y pieza en directo 'Fragile'.


El origen del proyecto es la pieza que tiempo atrás nació del encuentro entre el movimiento de Teresa Navarrete (cuando todavía formaba parte de Erre que erre Danza) y la música de Miguel Marín (ARBOL), bajo el título de 'Fragile' y realizado como una improvisación. Tras esta acción, el espectáculo fue creciendo en posibilidades y dio lugar al rodaje de un vídeo danza, desarrollando así las características cinematográficas de la pieza. Con la suma de este material y la necesidad de seguir generando posibilidades artísticas (observando que este trabajo podría derivar en un proyecto más amplio), nace la idea de combinar estas dos propuestas añadiendo una intervención del espacio y una instalación sonora, construyendo de este modo un espectáculo donde el espectador se introduzca de lleno y pueda recorrer los distintos paisajes que surjen de la utilización, tanto de manera individual como de  manera colectiva, de los conceptos de luz, música, vídeo y movimiento.


Tanto en el trabajo coreográfico como en la concepción musical y espacial, así como en la realización del vídeo, hay un especial interés por lo pequeño, por el detalle; aspecto que plasma la sensación de fragilidad ligada a la calma y a la confortabilidad. La imagen se centra únicamente en los personajes, en sus sutiles movimientos, en sus silencios, en sus miradas. La música es el único referente que acompaña al movimiento, envolviendo y circundando el espacio, generando de esta forma un ambiente de intimidad y serenidad; pero también toma el protagonismo total en la primera parte del proyecto, siendo por sí misma una creación cerrada que introduce al espectador en un ambiente sonoro iniciático, sirviendo como punto de partida para el recorrido total que se plantea.

 

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Three Landscapes (2008) es un paseo por tres paisajes que se van generando a medida que un gesto sucede a otro gesto, a modo de una tansición y oscilación continua que se articula y se desarticula de forma consecutiva. Un estructura cromática que surge de distintas intensidades sonoras y visuales, teniendo como puntos de partida la representación del blanco, del azul y del rojo; la energía de estos elementos es la que motiva a la creación y recreación corporal y musical.

 

“Cuando el ojo ve un color se excita inmediatamente, y ésta es su naturaleza, espontánea y de necesidad, producir otra en la que el color original comprende la escala cromática entera. Un único color excita, mediante una sensación específica, la tendencia a la universalidad. En esto reside la ley fundamental de toda armonía de los colores...” (Goethe, Teoría de los colores).

Es un viaje hacia el descubrimiento, profundizando en la sugestión cromática que estructura los distintos matices de forma (visual y acústica), espacio y tiempo. Este punto de partida derivó en la consecución de posibilidades variadas dentro de cada disciplina presente en la pieza. Así, el trabajo previo de construcción escénica (iluminación y espacio), la creación de un ambiente sonoro apropiado capaz de recoger y plasmar sensaciones, ya no sólo musicales, sino también de  imágenes físicas y oníricas, y el propio movimiento y nacimiento de  personajes, han ido de la mano y han sido fruto de una recolección de sensaciones totalmente ligadas unas con otras y puestas en común a partir del imaginario personal de cada componente; mimetizándose para crear estos paisajes que, paralelamente al proceso de creación, conforman uno solo.

Danza, música y luz se fusionan en un todo e invitan a un viaje sugerente, sin referencias temáticas, espaciales o temporales concretas, ofreciendo múltiples posibilidades a los ojos y a los oídos del espectador. Es éste quien debe decidir de manera individual y única qué está pasando ante él y hacia dónde se quiere dejar transportar.

 

El germen creativo de Three Landscapes surgió a partir de una propuesta para la realización de la inauguración del festival escénico Inside 22@ de Poblenou (Barcelona). Un proceso de trabajo breve donde se estructuró una línea de música, movimiento e iluminación y con mucho hueco para la improvisación, buscando la interacción heterodoxa del espacio escénico; se procuró la utilización del patio de butacas como escenario, elevado a nivel del mismo, organizando la posición del espectador en función del campo visual modificado; se situó el set de música en el proscenio del escenario habitual, utilizando la caja escénica como espacio para transiciones de movimiento. Se consiguió así un modificación espacial que logró una originalidad formal extraordinaria, generando la multiplicidad de matices y posibilidades interpretativas. Espectáculo para una bailarina, tres músicos, un iluminador y un modificador de espacios.

“Ella camina lento, atraída por el blanco que empaña el suelo, los muebles y el aire. Abriéndose paso en línea recta, desdibujando la humedad que acaricia cada molécula flotante. Un caminar sólido y acompasado, una cadencia de pies rítmica y misteriosa que se adentra en el paisaje y penetra en cada poro de la luz, a ciegas. Él permanece a la espera, observa, camuflado en el límite de la luz y escondido tras los ladrillos, lejos aún. Ojos abiertos, pulmones abiertos, manos cayendo. Banda sonora de nieve, primera parada. Lentitud de movimiento y presunción de avalancha. Bits profundos que se aceleran. Goteo del blanco. El deshielo. Silencio.  Ella desprende el cabello, desprende  la ropa, un zapato y una media, un zapato y una media. Él asiente. Silencio y miradas. Miradas y calma. Él se aferra al ladrillo. Llueve azul en el blanco.  Como una gota derramada ella desciende, se afloja. Un cambio de nivel y aumento de temperatura. Fricción de arcos y cuerdas. Avanza por el suelo, sinuosa, precavida, oliendo cada cemtímetro, con las rodillas afiladas y los ojos abiertos. Regresa con la noche o algo parecido a la noche, envolviendo el aire y con la respiración agitada. Y en la noche se viste. Refugia su piel con otras manos. De nuevo vestida, de nuevo rescatada. Se precipita. Mil imágenes que se superponen y transitan. Lo que suena, lo que no. Palabras sin palabras. Frases sin palabras. La luz presente y la que no. Multiplicación, expansión, reflexión. Espera. Arranque de gestos, pequeños. Mismos sonidos, diferentes matices. Brochazos rojos desde el suelo que rodean lo visible. Atmósfera que se tiñe. Calor. Las no paredes olvidándose del azul. El no techo olvidándose del azul. El suelo bañado en arcilla. La arcilla arrollada por los pies de ella. Aspavientos. Salpicaduras. La elegancia de la tierra suspendida en el aire. Ella se adentra. Camina. Abandona el color. Busca salida más allá de la pared de ladrillos. Sólo permanece el sonido y la mezcla cromática. Vuelve el silencio. Vuelve el negro.”

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